En el emocionante mundo del comercio internacional, cada detalle cuenta, y la historia de Rafael Ricardo Rojas es un testimonio elocuente de cómo una pequeña pregunta puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso en la importación.
Todo comenzó cuando el Sr. Rafael, un conocido del contador de un amigo, se acercó con un proyecto ambicioso: importar unos teteros desde China. El desafío era claro, pero estábamos listos para abordarlo. Se procedió a realizar el costeo puerta a puerta, calculando meticulosamente cada elemento, desde los costos de flete hasta los impuestos, con el objetivo de ofrecer una visión clara de lo que implicaba traer estos productos a Colombia.
Sin embargo, antes de sumergirse por completo en el negocio, surgió una pregunta aparentemente trivial pero crucial: la partida arancelaria. Al preguntar a Rafael sobre este detalle, se descubrió que los teteros requerían un permiso especial o visto del INVIMA para su entrada a Colombia. Un dato que, a primera vista, podría pasar desapercibido, pero que podría haber tenido consecuencias graves.
Como agentes de carga, nuestra responsabilidad principal es el transporte de mercancías de un punto A a un punto B. La partida arancelaria no debería ser un asunto de nuestra incumbencia. Sin embargo, decidimos ir un paso más allá. En lugar de limitarnos a nuestro papel convencional, nos embarcamos en una investigación adicional para comprender la importancia del INVIMA y sus requisitos.
La revelación fue impactante: sin el visto del INVIMA, la carga podría haberse perdido en Buenaventura, declarada en abandono legal por falta de documentación adecuada. Aquí, en este pequeño detalle, radicaba la diferencia entre un proceso de importación exitoso y un desastre potencial.
Optamos por comunicar inmediatamente esta información crucial a Rafael. Aunque podría haber sido fácil pasar por alto este detalle y centrarnos únicamente en nuestro papel logístico, la decisión de indagar más allá de nuestras responsabilidades habituales resultó ser la clave para evitar problemas mayores.
El resultado fue un cliente satisfecho y agradecido. Rafael no solo obtuvo el conocimiento necesario para evitar complicaciones legales, sino que también apreció el enfoque proactivo de nuestro equipo. Esta experiencia no solo fortaleció nuestra relación con Rafael, quien ahora es un cliente recurrente, sino que también destaca la importancia de la colaboración y el compromiso en la cadena de suministro internacional. La lección aprendida es clara: en el mundo del comercio internacional, no subestimemos la importancia de los pequeños detalles. A veces, hacer un poco más de lo esperado puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. Estamos comprometidos no solo a ser agentes de carga eficientes, sino también a ser socios estratégicos que ayudan a nuestros clientes a superar cualquier obstáculo en su camino hacia el éxito comercial internacional.